Coaching Ontológico Personal

Del latín conversari que significa vivir, dar vueltas, en compañía; conversāre que significa juntar versiones o Conversus que significa convertirse.
A través de la conversación damos forma a nuestro vivir, damos vuelta a la experiencia a través del uso de nuestro lenguaje, solos o en compañía vamos juntando nuestras versiones y nos convertimos en lo que decimos y convertimos nuestras palabras en nuestras realidades. Conversar para crecer.

sábado, 31 de marzo de 2012

El buscador de la Verdad





A un visitante que a sí mismo se definía como buscador de la verdad le dijo el Maestro:

- Si lo que buscas es la Verdad, hay algo que es preciso que tengas presente por encima de todo.

- Ya lo sé, una irresistible pasión por ella … -dijo el visitante-

- No, una incesante disposición a reconocer que puedes estar equivocado …-le respondió el maestro

viernes, 30 de marzo de 2012

Cuento indio





Un viejo cacique de una tribu estaba teniendo una charla con sus nietos acerca de la vida. Él le dijo:

"¡Una gran pela esta ocurriendo dentro de mi! ... ¡es entre dos lobos!"

"Uno de los lobos es maldad, temor, ira, envidia, dolor, rencor, avaricia, arrogancia, culpa, resentimiento, inferioridad, mentira, orgullo, egolatría, competencia, superioridad..."


"El otro es Bondad, alegría, paz, amor, esperanza, serenidad, humildad, dulzura, generosidad, benevolencia, amistad, empatía, verdad, compasión y fe.."

Esta misma pelea está ocurriendo dentro de ustedes y dentro de todos los seres de la tierra.

Lo pensaron por un minuto y uno de los niños le pregunto a su abuelo:

"¿y cuál de los lobos crees que ganará?"

El viejo cacique respondió, simplemente:

"EL QUE TU ALIMENTES"


jueves, 29 de marzo de 2012

El maestro y el escorpión

Un maestro oriental, cuando vió como un escorpión se estaba ahogando, decidió sacarlo del agua.

 

Cuando lo hizo, el alacrán lo picó.

Por la reacción al dolor, el maestro lo soltó, y el animal cayó al agua y de nuevo estaba ahogándose.

El maestro intentó sacarlo otra vez, y otra vez el escorpión lo picó.

Alguien que había observado todo, se acercó al maestro y le dijo:


"Perdone... ¡pero usted es terco! ¿No entiende que cada vez que intente sacarlo del agua lo picará?".

El maestro respondió: "La naturaleza del escorpión es picar, y eso no va a cambiar la mía, que es ayudar".
Y entonces, ayudándose de una hoja, el maestro sacó al animalito del agua y le salvó la vida.

No cambies tu naturaleza si alguien te hace daño; sólo toma precauciones.


Algunos persiguen la felicidad,... otros la crean.

La soberbia del árbol




Leyenda tibetana

Dicen que hace muchísimo tiempo a los árboles no se les caían las hojas Y sucedió que un anciano iba vagando por el mundo desde joven, su propósito era conocerlo todo. Al final estaba muy pero que muy cansado de subir y bajar montañas atravesar ríos, praderas y andar y andar.

De manera que decidió subir a la más alta montaña del mundo, desde donde, quizás, podría ver y conocerlo todo antes de morir.


Lo malo es que la montaña era tan alta que para llegar a la cumbre había que atravesar las nubes y subir más alto que ellas. Tan alta que casi podía tocar la luna con la mano extendida.


Pero al llegar a lo más alto, comprobó que solo podía distinguir un mar de nubes por debajo suyo y no el mundo que deseaba conocer.


Resignado decidió descansar un poco antes de continuar con su viaje.


Siguió andando hasta que encontró un árbol gigantesco. Al sentarse a su gran sombra no pudo menos que exclamar

—¡Los dioses deben protegerte, pues ni la ventisca ni el huracán han podido abatir tu grandioso tronco ni arrancar una sola de tus hojas!

—Ni mucho menos, —contestó el árbol sacudiendo sus ramas con altivez y produciendo un gran escándalo con el sonido de sus hojas-, el maligno viento no es amigo de nadie, ni perdona a nadie, lo que ocurre es que yo soy más fuerte y hermoso. El viento se detiene asustado ante mí, no sea que me enfade con él y lo castigue, sabe bien que nada puede contra mí.

El anciano se levantó y se marchó, indignado de que algo tan bello pudiese ser tan necio como lo era ese árbol.

Al rato el cielo se oscureció y la tierra parecía temblar.

Apareció el viento en persona: —¿Qué tal arbolito? —rugió el viento—, así que no soy lo bastante potente para ti, y te tengo miedo? ¡Ja, ja, ja!

Al sonido de su risa todos los arboles del bosque se inclinaron atemorizados.

—Has de saber que si hasta ahora te he dejado en paz ha sido porque das sombra y cobijo al caminante, ¿No lo sabías?

—No, no lo sabía.

—Pues mañana a la luz del sol tendrás tu castigo, para que todos vean lo que les ocurre a los soberbios, ingratos y necios.

—Perdón, ten piedad, no lo haré más.

—¡Ja, ja, ja, de eso estoy seguro, ja, ja ja!

Mientras transcurría la noche el árbol meditaba sobre la terrible venganza del viento. Hasta que se le ocurrió un remedio que quizás le permitiese sobrevivir a la cólera del viento.

Se despojó de todas sus hojas y flores. De manera que a la salida del sol, en vez de un árbol magnífico, rey de los bosques, el viento encontró un miserable tronco, mutilado y desnudo.

Al verlo, el viento se echó a reir, cuando pudo parar le dijo así al árbol:

—En verdad que ahora ofreces un espectáculo triste y grotesco. Yo no hubiese sido tan cruel, que mayor venganza para el orgullo que la que tu mismo te has infringido, de ahora en adelante, todos los años tu y tus descendientes, que no quisisteis inclinaros ante mi, recuperarás esta facha, para que nunca olvidéis que no se debe ser necio y orgulloso.

Por eso los descendientes de aquel antiguo árbol pierden las hojas en otoño. Para que nunca olviden que nada es más fuerte que el viento.
 

miércoles, 28 de marzo de 2012

La última palabra


El alumno preguntó:

-¿Unas últimas palabras de sabiduría que pueda transmitirnos?

El místico se quedó pensando unos instantes.

- Podran superar casi cualquier dificultad recordando dos frases.

- ¿Cuáles?

- La primera: Lo que es, es. La segunda: Lo que no es, no es.

El místico prosiguió:

- Son muchos los que malgastan su tiempo concentrándose en lo que no es, habitan en cosas que no son reales. Si algo es real, si ES, ya se trate de un sentimiento como la ira o un hecho como un descenso en las ventas, es una pérdida de tiempo desear que no lo sea. Lo que podemos hacer si algo es REAL, es ACEPTARLO tal como ES, y después decidir si queremos emplear la energía necesaria en intentar modificarlo. Una vez decidido, hay que poner toda la energía en las acciones que emprender. Esto es básicamente todo lo que hace falta para tener éxito en los negocios y en la vida.

lunes, 26 de marzo de 2012

El problema


Un gran maestro y un guardián compartían la administración de un monasterio zen. Cierto día el guardián murió, y había que sustituirlo.

El gran maestro reunió a todos sus discípulos para escoger a quien tendría ese honor.

“Voy a presentarles un problema —dijo—. Aquel que lo resuelva primero será el nuevo guardián del templo”.
 

Trajo al centro de la sala un banco, puso sobre este un enorme y hermoso florero de porcelana con una hermosa rosa roja y señaló:

“Este es el problema”.
Los discípulos contemplaban perplejos lo que veían: los diseños sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y elegancia de la flor... ¿Qué representaba aquello? ¿Qué hacer? ¿Cuál era el enigma? Todos estaban paralizados. Después de algunos minutos, un alumno se levantó, miró al maestro y a los demás discípulos, caminó hacia el florero con determinación y lo tiró al suelo.

“Usted es el nuevo guardián —le dijo el gran maestro, y explicó—: Yo fui muy claro, les dije que estaban delante de un problema. No importa qué tan bellos y fascinantes sean, los problemas tienen que ser resueltos. Puede tratarse de un florero de porcelana muy raro, un bello amor que ya no tiene sentido, un camino que debemos abandonar pero que insistimos en recorrer porque nos trae comodidades.

Sólo existe una forma de lidiar con los problemas: atacarlos de frente. En esos momentos no podemos tener piedad, ni dejarnos tentar por el lado fascinante que cualquier conflicto llevan consigo”.

Los problemas tienen un raro efecto sobre la mayoría de nosotros: nos gusta contemplarlos, analizarlos, darles vuelta, comentarlos... Sucede con frecuencia que comparamos nuestros problemas con los de los demás y decimos: “Su problema no es nada... ¡espere a que le cuente el mío!” Se ha dado en llamar “parálisis por análisis” a este proceso de contemplación e inacción. Busca la solución!



domingo, 25 de marzo de 2012

Egoismo


 


El primer ministro de la dinastía Tang era un héroe nacional por su éxito como estadista y líder militar. Pero a pesar de su fama, poder, y riqueza, se consideraba así mismo como un humilde y devoto budista. Visitaba a menudo a su maestro preferido de Zen para estudiar bajo su instrucción, y parecían llevarse muy bien. El hecho de que era primer ministro no tenia, aparentemente, ningún efecto en su relación, la cual parecía ser simplemente una de un reverendo maestro y respetuoso estudiante.

Un día, durante su usual visita, el primer ministro le preguntó al maestro:

- “Su reverencia, según el Budismo ¿Qué es el egoísmo?
La cara del maestro se puso roja, y en un tono de voz muy condescendiente e insultante, increpó a modo de respuesta:

- “¿¡Qué clase de pregunta estúpida es ésa!?
Esta imprevista respuesta conmocionó tanto al primer ministro que llegó a fruncir el ceño y a enfadarse.

Entonces el maestro de Zen sonrió y dijo:

- “Esto Su excelencia, es egoísmo”.

lunes, 19 de marzo de 2012

El Rey y su halcón


Genghis Khan era un gran rey y guerrero.

Llegó con su ejército a China y Persia, y conquistó muchas tierras. En todos los países, los hombres referían sus hazañas, y decían que desde Alejandro Magno no existía rey como él.
Una mañana, cuando descansaba de sus guerras, salió a cabalgar por los bosques. Lo acompañaban muchos de sus amigos. Cabalgaban jovialmente, llevando sus arcos y flechas. Sus criados los seguían con los perros.
Era una alegre partida de caza. Sus gritos y sus risas resonaban en el bosque. Esperaban obtener muchas presas.
En la muñeca, el rey llevaba a su halcón favorito, pues en esos tiempos se adiestraba a los halcones para cazar. A una orden de sus amos, echaban a volar y buscaban la presa desde e aire. Si veían un venado o un conejo, se lanzaban sobre él con la rapidez de una flecha.
Todo el día Genghis Khan y sus cazadores atravesaron el bosque, pero no encontraron tantos animales como esperaban.
Al anochecer emprendieron el regreso. El rey cabalgaba a menudo por los bosques, y conocía todos los senderos. Así que mientras el resto de la partida tomaba el camino mas corto, el eligió un camino mas largo por un valle entre dos montañas.
Había sido un día caluroso, y el rey tenia sed. Su halcón favorito había echado a volar, y sin duda encontraría el camino de regreso.
El rey cabalgaba despacio. Una vez había visto un manantial de aguas claras cerca de ese sendero. ¡Ojalá pudiera encontrarlo ahora! Pero los tórridos días del verano habían secado todos los manantiales de la montaña.
Al fin, para su alegría, vio agua goteando de una roca. Sabía que había un manantial más arriba. En la temporada de las lluvias, siempre corría por allí un arroyo caudaloso, pero ahora bajaba gota a gota.
El rey se apeó a su caballo. Tomó un tazón de plata de su morral y lo sostuvo para recoger las gotas que caían con lentitud.
Tardaba mucho en llenarse y el rey tenía tanta sed que apenas podía esperar. En cuanto el tazón se llenó, se lo llevó a los labios y se dispuso a beber.
De pronto oyo un silbido en el aire, y le arrebataron el tazón de las manos. El agua se derramó en el suelo.
El rey alzó la vista para ver quien le había hecho esto. Era su halcón.
El halcón voló de aquí para allá varias veces, y al fin se posó en las rocas, a orillas del manantial.
El rey recogió el tazón, y de nuevo se dispuso a llenarlo.
Esta vez no espero tanto tiempo. Cuando el tazón estuvo medio lleno, se lo acercó a la boca. Pero apenas lo intentó, el halcón se echó a volar y se lo arrebató de las manos.
El rey empezó a enfurecerse. Lo intentó de nuevo, y por tercera vez el halcón le impidió beber.
El rey montó en cólera.
-¿Cómo re atreves a actuar así?- exclamó -. Si te tuviera en manos, te retorcería el cuello.
Llenó el tazón de nuevo. Pero antes de tratar de beber, desenvainó la espada.
-Amigo halcón – dijo – esta es la ultima vez.
No acababa de pronunciar estas palabras cuando el halcón bajó y le arebató el tazón de la mano. Pero el rey lo estaba esperando. Con una rápida estocada abatió el ave.
El pobre halcón cayó sangrando a los pies de su amo.
-Ahora tienes lo que mereces- dijo Genghis Khan.
Pero cuando buscó su tazón, descubrió que había caído entre dos piedras, y que no podía recobrarlo.
-De un modo u otro, beberé agua de esa fuente- se dijo.
Decidió trepar la empinada cuesta que conducía al lugar donde goteaba el agua. Era un ascenso agotador, y cuanto más subía más sed tenía.
Al fin llegó al lugar. Allí había, en efecto, un charco de agua, pero ¿Qué había en el charco? Una enorme serpiente muerta, de la especie más venenosa.
El rey se detuvo. Olvidó la sed. Pensó solo en el pobre pájaro muerto.
-¡El halcón me salvó la vida!-exclamó-. ¿Y cómo le pagué? Era mi mejor amigo y lo he matado.
Bajó la cuesta. Tomó suavemente al pájaro y lo puso en su morral. Luego montó a caballo y regresó de prisa, diciéndose:
-Hoy he aprendido una lección, y es que nunca se debe actuar impulsado por la furia.
Versión de James Baldwin

Datos personales

Mi foto
Lindavista.Ciudad de México, Ciudad de México, Mexico
conversarescrecer@gmail.com