"...Usamos nuestros ojos para vernos y reconocernos.
Podemos mirarnos las manos, los pies y el ombligo...
Sin embargo, hay partes de nosotros que nunca nos hemos visto directamente, como nuestro rostro, tan importante e identificatorio que cuesta creer que nunca lo podremos percibir con nuestros propios ojos...
Para conocer visualmente estas partes ocultas a nuestra mirada necesitamos un espejo.
Del mismo modo, en nuestra personalidad, en nuestra manera de ser en el mundo, hay aspectos ocultos a nuestra percepción.
Para verlos necesitamos, aquí también, un espejo... y el único espejo donde podríamos llegar a vernos es el otro. La mirada de otro me muestra lo que mis ojos no pueden ver.
Así como sucede en la realidad física, la precisión de lo reflejado depende de la calidad del espejo y de la distancia desde donde me mire. Cuanto más preciso sea el espejo, más detallada y fiel será la imagen. Cuanto más cerca esté para mirar mi imagen reflejada, más clara será mi percepción de mí mismo.
El mejor, el más preciso y cruel de los espejos, es la relación de pareja: único vínculo donde podrían reflejarse de cerca mis peores y mis mejores aspectos..."
Podemos mirarnos las manos, los pies y el ombligo...
Sin embargo, hay partes de nosotros que nunca nos hemos visto directamente, como nuestro rostro, tan importante e identificatorio que cuesta creer que nunca lo podremos percibir con nuestros propios ojos...
Para conocer visualmente estas partes ocultas a nuestra mirada necesitamos un espejo.
Del mismo modo, en nuestra personalidad, en nuestra manera de ser en el mundo, hay aspectos ocultos a nuestra percepción.
Para verlos necesitamos, aquí también, un espejo... y el único espejo donde podríamos llegar a vernos es el otro. La mirada de otro me muestra lo que mis ojos no pueden ver.
Así como sucede en la realidad física, la precisión de lo reflejado depende de la calidad del espejo y de la distancia desde donde me mire. Cuanto más preciso sea el espejo, más detallada y fiel será la imagen. Cuanto más cerca esté para mirar mi imagen reflejada, más clara será mi percepción de mí mismo.
El mejor, el más preciso y cruel de los espejos, es la relación de pareja: único vínculo donde podrían reflejarse de cerca mis peores y mis mejores aspectos..."
Jorge Bucay